CINE

Un cuento chino

Víctor Alvarado
En el presente año, el cine hispanoamericano nos ha obsequiado con notables producciones como la argentina Sin retorno (2010) o la venezolana Hermano (2010). La terna la completa Un cuento chino (2011) de Sebastián Borensztein.
La historia gira en torno al cascarrabias dueño de una ferretería, al que se le va la fuerza por la boca, pero que en el fondo tiene buen corazón. Nuestro maniático protagonista se dedica a coleccionar noticias increíbles como la de una china que muere aplastada por una vaca el día en que va a comprometerse con su pareja. Su vida cambiará cuando conozca a ese desgraciado chino, víctima de esa noticia.
La interpretación de Ricardo Darín nos parece fabulosa y repleta de matices. Y es que el actor argentino no se repite nunca y modela sus personajes magníficamente, mostrándose como uno de los mejores profesionales del panorama internacional. La aparición de la actriz Muriel Santa Ana es escasa. Sin embargo, las escenas en las que participa nos parecen entrañables y deliciosas, por lo que nos preguntamos: ¿por qué Roberto se resiste a los encantos de Mari?
Un cuento chino está dirigido por Sebastián Borensztein, conocido por La suerte está echada(2005), y que para ser un realizador con poca experiencia, demuestra un gran acierto en su modo de narrar, sabiendo conjugar el drama y la comedia en su justa medida. Por poner un ejemplo, dosifica perfectamente las situaciones que surgen de la mente del protagonista para que no resulten reiterativas. Tampoco nos podemos olvidar de su guiño cinematográfico aAtrapados en el tiempo (1993) de Harold Ramis.
Por otro lado, podemos decir que se trata de una comedia de valores cien por cien. El largometraje pretende reflexionar sobre la soledad y sobre la necesidad de relacionarnos para alcanzar una buena salud mental y, sobre todo, para conseguir un cierto grado de bienestar o felicidad.
La cinta demuestra que detrás de una persona huraña se puede encontrar un ser sensible que se siente insatisfecho cuando actúa de manera brusca. Por esa razón, destacamos la capacidad de Mari para ver más allá de lo evidente y descubrir lo positivo del interior del ser humano.
Por último, la película habla del problema de la incomunicación y del modo de eliminar barreras para lograr el encuentro entre personas.

Micmacs

Juan Orellana17/06/2011
Cualquier amante del cine europeo sabe qué se va a encontrar ante un estreno de Jean-Pierre Jeunet. El director de DelicatessenAmelieLargo domingo de noviazgo o La ciudad de los niños perdidos tiene un estilo visual y narrativo tan personal y acentuado, que basta ver el arranque del film Micmacs para reconocer su indudable autoría. En este caso, Jeunet nos cuenta la historia de Bazil, un hombre desafortunado que vive con una bala alojada en el cerebro. Esa situación le ha arruinado la vida y sobrevive haciendo "variedades" por las calles. Pero un día es adoptado por una extraña "familia" que le va a ayudar a perpetrar su particular venganza contra la industria armamentística.
La película rebosa detallismo por los cuatro costados. Hay tantos que algunos pueden incluso pasar desapercibidos. Son detalles visuales, cómicos y siempre surrealistas. Pero la gran virtud del surrealismo de Jeunet, a diferencia del de Buñuel, es su ternura. Son guiños que humanizan su película y dignifican los personajes. Y en eso entronca mucho con Chaplin, en los gags, y con Tati, en planteamientos escénicos. Pero Jeunet no es la suma de Chaplin y Tati, es otra cosa, bastante inclasificable. Sus personajes son desheredados, pero forman una comunidad feliz que en este caso sí que recuerda muy claramente a la deVive como quieras de Capra. Son entrañables, se apoyan unos a otros, se cuidan, y por encima de todo, acogen generosamente las extravagancias de cada cual. Así tenemos a Chasquido -que hace lo propio-, a la chica de Goma -que es contorsionista y duerme en la nevera-, a Calculadora -que es una joven capaz de averiguar pesos y medidas con sólo mirar-, a Pete -que inventa cosas-, a Remington -que quiere escribir novelas a base de idiotismos- o Talego -que se ha pasado la vida en la cárcel-. Todos viven bajo el cuidado de Mama Pan, que les alimenta y "educa".
(Ya vendrá...)




Hanna

Juan Orellana10/06/2011
El director londinense Joe Wright, que demostró su talento en films de época comoOrgullo y prejuicio o Expiación, cambia radicalmente de tercio y estilo con Hanna, aunque ha contado para protagonizarla con Saoirse Ronan, quién con 13 años hizo su primer gran papel en Expiación. Saoirse encarna a Hanna, una adolescente que vive con su padre en el círculo polar. Allí Hanna es duramente adiestrada por su padre para la defensa y la supervivencia. Ella se prepara para una peligrosa misión que tiene que ver con su pasado y el de sus padres. Cate Blanchett y Eric Bana completan un reparto en los que están lejos de ser los mejores papeles de su carrera.
Thriller y Ciencia Ficción se dan cita en esta película aderezada con escenas de acción y cierto aroma gore. Momentos de montaje trepidante y música machacona parecerían sugerirnos que estamos ante una película de género convencional, pero lo cierto es que no es así. El hecho de que está protagonizada por una niña que busca a su padre en medio de graves dudas de identidad le confiere un cimiento dramático difícil de clasificar. El resultado es impactante, pero frío; angustioso pero distante. Como en ciertas películas de Tarantino, el espectador no sabe si tomarse en serio la crudeza de lo que ve, en ocasiones muy violento.
Como en toda película de ciencia ficción que se precie, no falta la lectura bioética: ¿hasta dónde puede llegar la manipulación genética? Si nos atenemos al film, la respuesta está muy clara, y entronca con la gran tradición del género: la ciencia se vuelve contra el hombre cuando se usa sin limitaciones al servicio del poder. Por otra parte, uno de los grandes temas que plantea Kazuo Ishiguro en Nunca me abandones, a saber, qué pasa con las necesidades afectivas de los hombres-experimento, emerge de nuevo en este film, aunque de forma más colateral. En fin, un film irregular, rodado con mucha fuerza, pero que no consigue emocionar lo suficiente.

X-Men: Primera generación

Víctor Alvarado
Todos los aficionados al género de superhéroes están de enhorabuena porque nos encontramos ante una saga interminable, que nos ofrece una precuela, que supera a las precedentes, alcanzando el nivel de las dos primeras partes de Spiderman y elBatman de Christopher Nolan.
En esta ocasión, los productores han querido introducirnos en los orígenes de dos mutantes con ideales antagónicos que en un principio eran amigos y luchaban junto a las fuerzas del bien, por lo que las personas que no hayan visto anteriores ediciones, pueden seguirla sin problemas. Los personajes a los que nos referimos son el profesor X y Magneto. Por tanto, en su visionado, podremos conocer qué llevo a Magneto a convertirse en un ser despreciable, puesto que su familia sufrió las vejaciones del régimen nazi por su condición judía y su madre fue asesinada a manos de un ambicioso oficial alemán que escondía un poderoso secreto. Por otro lado, el profesor Xavier descubrirá un don que le permitirá ponerse al servicio de su país para enfrentarse a las fuerzas del mal.
La dirección corresponde a Mathew Vaughn, conocido por Stardust (2007) y por Kick- Ass(2010), que saca el máximo producto comercial con un presupuesto inferior a anteriores entregas. Nos ofrece un cóctel que combina una trama de espionaje al más puro estilo James Bond o Jason Bourne con una historia de superhéroes, dos elementos que casan muy bien, elevando la categoría media de este género cinematográfico porque nos proporcionan unas cuantas escenas de cierta hondura dramática, una faceta poco resaltada en las películas de acción.
El metraje de X- Men: Primera generación (2011) es relativamente largo (132 minutos), pero hay que decir en su defensa que nunca pierde el interés y consigue el equilibrio adecuado entre las escenas más violentas y las dialogadas. Los chistes funcionan y se percibe que están muy estudiados.
La película permite el lucimiento de James McAvoy y Michael Fassbender. Ambos actores llevan la mayor parte del peso dramático de este "cómic" cinematográfico, basado en las viñetas de Stan Lee y Jack Kirby. Como dato curioso, el español Alex González interpreta a un villano capaz de generar tornados.
El punto más controvertido del largometraje es que si se trata de una película apta para todos los públicos, ¿qué sentido tiene la aparición de un par de situaciones, ambientadas en un club nocturno con todo lo que conlleva?
Por último, tanto el director como el guionista nos transmiten la admirable ética que rige al protagonista. Xavier es el maestro que modela las excepcionales cualidades de sus compañeros de viaje. Nos parece bastante sugerente el modo en el que intenta controlar el lado más oscuro de uno de sus pupilos con el fin de encauzar ese superpoder de la forma más positiva.
La cinta enseña que, aunque se sea diferente, se puede ser perfectamente válido para vivir en esta sociedad. El autor destaca la importancia de la autoestima y el aprender a aceptarse a sí mismo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Receta: LOCRO del 25

Día del Psicólogo ¡¡Feliz Día!!