Nora Cortiñas...Madres de Plaza de Mayo

Una mujer que comenzó con otras una lucha en nuestro paìs por conocer el paradero de su hija, cofundadora de las Madres de Plaza de Mayo, Lìnea Fundadora. 
Un testimonio de vida impresionante, de valor y de entereza frente a una situaciòn tan extrema como lo es el terrorismo de Estado.
Tomamos unos fragmentos para compartir:
"Sabía de la militancia política de Gustavo (uno de sus hijos) y de su trabajo solidario en barrios humildes. El no nos ocultaba nunca nada. Se casó siendo un muchacho, cuando estudiaba Ciencias Económicas en la Universidad de Buenos Aires. Tenía 24 años, una esposa y un hijo muy pequeño. Lo desaparecieron el l5 de abril de l977. Salió una mañana fría y no llegó más. Lo secuestraron en la estación de tren, mientras iba camino a su trabajo. Esa noche un operativo militar y policial allanó mi casa, en donde estaba mi nuera. Afortunadamente, a ella no le hicieron nada. Fue un milagro teniendo en cuenta que, en la mayoría de los casos, al no encontrar a la persona buscada se llevaban a cualquier familiar en represalia".


Mujer del hogar, se dedicaba a enseñar costura en su casa. A partir de ese momento su vida cambio notablemente: "comenzó una larga peregrinación por encontrar a Gustavo. Enviamos cartas al Papa, presentamos recursos de habeas corpus en los juzgados; recorrimos iglesias, dependencias oficiales, cuarteles, morgues, organismos de derechos humanos y visitamos a políticos, periodistas, intelectuales, curas y militares. Sólo queríamos que nos dijesen la verdad. Aunque, lo que relaté es lo único que pudimos saber de él en todo este tiempo. Hasta ahora no tengo otra información".


Asì fue como se encontró en su camino de búsqueda, a otras mujeres en la misma situación. "Azucena Villaflor fue la que lanzó nuestra proclama inicial: "Todas por todas y todos son nuestros hijos" ¿ Qué queremos decir con ésto? Es una promesa implícita de las Madres: nuestra lucha no es individual, es colectiva. A lo largo de estos años, si no fuera por esta filosofía hubiese sido muy difícil afrontar tantas adversidades", madres que perdieron màs de un hijo o perdieron a sus hijos y a sus nietos, o debieron criar a sus nietos sin sus padres o sus nietos fueron criados con una identidad falsa, etc.





Azucena Villaflor de Vicenti, desaparecida el 10 de Diciembre de 1977
"El 30 de Abril de l977, nuestro primer día, éramos muy poquitas y todas estábamos atravesadas por el miedo y la angustia. Mientras averiguábamos por el paradero de nuestros hijos nos íbamos encontrando con mujeres y hombres en la misma situación. Entonces comenzamos a juntarnos para descubrir las causas, para consolarnos. No nos unían opiniones políticas ni religiosas sino la tragedia, la búsqueda incansable. Ahora bien, desde el inicio en vez de estar quietas decidimos rondar. No obstante, durante los cuatro primeros meses de reuniones lo que hacíamos era estar paradas. Las vueltas comenzaron casi por orden de la policía que nos hacía circular. La razón fue muy simple: como el estado de sitio no permitía que las personas se juntasen en las calles se nos ocurrió caminar alrededor de la plaza. Fue Azucena Villaflor la que propuso esa idea. Allí podíamos expresar nuestro dolor, nuestra angustia y la gente al vernos se iba enterando de lo que estaba sucediendo.

Desde el principio siempre fuimos mujeres. Quizás, el horario elegido no permitió que los hombres nos acompañasen por sus obligaciones laborales ¿Por qué elegimos jueves? Fue una decisión azarosa. Una madre contó que en la tradición popular los días que se escriben con R traían mala suerte: entonces quedaba sólo lunes y jueves. El primero era imposible ya que nosotras teníamos tareas pendientes del fin de semana por ser amas de casa . Por ejemplo, lavar la ropa. Entonces decidimos por el jueves. Y en cuanto a la hora, se eligió el momento de mayor concentración de gente justo a la salida de sus oficinas. Así fue nuestro comienzo: rondar los jueves a las 15,30.

Recién en l980, empezamos a usar el pañuelo blanco en la cabeza con el nombre y apellido del familiar desaparecido, bordado. Fue en la peregrinación hacia la Basílica de Luján, convocada anualmente por la juventud católica. Era nuestra oportunidad: la Basílica estaba repleta y, en especial, de jóvenes. Llevábamos folletos para repartir y frente a tanta multitud debíamos identificarnos. Surge en su momento, como una forma de reconocernos entre nosotras. En realidad, cuando comenzamos a utilizarlo no era un pañuelo sino un pañal de bebé; todas teníamos alguno en las casas por nuestros nietos. Así, sin quererlo, fundamos el símbolo de las madres. La identificación del nombre del desaparecido posibilitó que se acercaran aquellas personas que disponían de información sobre el paradero de nuestros hijos".

Dejamos el link para que lean el testimonio completo...un sencillo acto de memoria colectiva.





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