Guernica


Durante la Guerra Civil Española, la aviación alemana, por orden de Francisco Franco, bombardea el pueblo vasco de Guernica. Pocas semanas después Picasso comenzó a pintar el enorme mural conocido como Guernica.

Guernica, ensayo devastador y un preludio de más horrores
Se cumple hoy un aniversario del ataque aéreo que dejó al menos 153 muertos y una ciudad destrozada. Sobrevivientes evocan la tragedia que reflejara con su arte Picasso

26/04/2012 00:01 | Almudena López (El País, de  Madrid)
(selección textual)

Madrid. De aquel bombardeo sobrevive el recuerdo de los niños. Es una memoria inocente, que mezcla juegos, carreras, explosiones y llamas. Aquellos niños son hoy abuelos y sobrevivientes de lo que sucedió el 26 de abril de 1937 entre las cuatro y las seis y media de la tarde en Guernica, cuando aquella localidad vasca fue aplastada por las bombas y arrasada por el fuego en el que fue el primer gran ensayo de un bombardeo a gran escala sobre una población civil.
Durante 75 años han ejercido de testigos vivos de aquel episodio, como si la vida se detuviera en aquella fecha y no les hubiera permitido hacer otra cosa que envejecer para contarlo. Y, a pesar de todo, Andone Bidagueren todavía enrojece cuando se le pide por enésima vez que cuente lo que vivió aquella tarde. “Todavía me acaloro, no lo puedo evitar”, se reprocha.
El lunes 26 de abril de 1937 corría el rumor de que el mercado iba a ser bombardeado. Ese día, la madre de Andone, como de costumbre, se levantó temprano para ir a vender leche al pueblo. Sobre las cuatro de la tarde volvió a casa. Hacía calor. Las sirenas empezaron a sonar.
“Cada uno salió para su lado. De mis seis hermanos, tres nos fuimos al río. Pensamos que sería el sitio más seguro”, cuenta. En el agua permanecieron hasta que anocheció. “Del miedo no sentíamos frío”, evoca. Así hasta que sus padres les gritaron que regresaran a casa. “Si vuelven los aviones que nos maten a todos juntos”, dijo su padre.
Los aviones alemanes e italianos que atacaron Guernica dejaron el pueblo totalmente devastado. De los seis mil habitantes, la mayoría se marchó con lo puesto por miedo a nuevos ataques y porque en el pueblo la mayoría de las casas y negocios quedaron arruinados.
Bidagueren fue de las pocas vecinas que no huyó. A la mañana siguiente, regresó a la panadería donde trabajaba y ese día coincidió por primera vez con Ángel Santos Bareño, el hijo del dueño. Ella tenía nueve años y él siete más. Unos 12 años después de conocerse se convirtieron en marido y mujer. Andone nunca se marchó de Guernica.


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