Abuso verbal, una violencia negada...y nos afecta a todos.



Nuestra sociedad sufre los efectos de un tipo de violencia que muchas veces reconocemos o nos enteramos cuando en las noticias se publica. 
La violencia de género siempre tiene un a priori y es la violencia provocada por el abuso verbal.
El abuso verbal la pueden padecer las mujeres y los hombres. La única diferencia con las victimas es que en las mujeres el temor es a la muerte.
Es un tema complejo, generalmente quien provoca el abuso o el abusador lo hace sin presencia de testigos y son personas que se muestran afables en sociedad,  entonces en sus víctimas puede provocar casi la locura porque consideran que ellos merecen esos calificativos.
Un libro que me ha gustado mucho por el desarrollo de este tema, profuso en testimonios y que ha facilitado la mirada sobre el tema es el Patricia Evans "Abuso verbal. La violencia negada" de Javier Vegara Editores, su primera publicación es de 1992. 
Quiero compartir con Uds la introducción sobre el tema que se encuentra en el libro...porque las víctimas siempre caen en la lógica de estos abusadores y muchas personas, que evidentemente realizan y sufren las mismas prácticas se vuelven operativos y funcionales al abusador porque no reconocen en ellos este problema.

Tras su publicación en 1992, esta obra se convirtió en la primera en definir y describir las relaciones de abuso verbal entre adultos. En ese momento, yo no habría imaginado siquiera que tantos miles de personas me escribirían para aportar algún elemento de su historia personal al desarrollo de este tema. Agradezco profundamente todas las contribuciones; todavía sigo aprendiendo con sus opiniones y experiencias.Casi todas las personas que me han escrito son mujeres (más del 98 por ciento), pero también lo han hechoalgunos hombres. Son los que están a favor del cambio y dispuestos a aprender de la experiencia femenina.
Parecen saber que las personas que han sido dominadas y han sufrido el dolor de este tipo de violencia,  son las mejor calificadas para revelar la forma en que se ejerce esa dominación y las más capacitadas para informar a los demás sobre sus efectos. Aunque muchas de las relaciones de abuso verbal no llegan forzosamente a la violencia física, hay un buen número que sí lo hace. La injuria precede al primer incidente de violencia y, está siempre presente en una relación agresiva. No cabe duda de esto. Ningún hombre se va a vivir con una mujer y de inmediato comienza a golpearla; antes la menospreciará, ignorará sus sentimientos y la humillará. Comprender la dinámica de estas relaciones y ofrecer tratamiento a ambas partes pueden ser los primeros pasos para disminuir una forma no reconocida de la violencia en el mundo. A pesar de que los hombres son más reticentes que las mujeres a revelar sus experiencias, resulta claro que la violencia verbal -al igual que la agresión física-en una relación de pareja, es un problema de género.

Esta diferencia entre los géneros se ha desarrollado a lo largo de los siglos de muchas formas distintas. Una consecuencia general y obvia es que muchos más hombres que mujeres han sido animados a creer, de distintas maneras, que dominar a otro adulto en una relación es una conducta aceptable. La creencia de que ejercer ese dominio está bien es muy destructiva. La injuria y la agresión se producen dentro de ese contexto.

Por el contrario, muy pocas mujeres han sido animadas por los mensajes culturales a dominar a su pareja. De cualquier modo, la idea de que la dominación es aceptable, no tiene sentido. Las personas deben hacerse cargo de sí mismas -esto significa ser responsable y desarrollar desde la niñez a la edad adulta la capacidad de gobernarse interiormente-, ser fieles así mismas y aprender a no depender de otras personas.

Afortunadamente hay un cambio en las actitudes de hombres y mujeres, que comprenden que la violencia verbal no sólo daña a la pareja sino también a la familia y, por último, a la sociedad en su conjunto.

Es evidente que nuestra cultura se está volviendo cada vez más intolerante hacia la violencia de cualquier tipo. Hace apenas una generación, el acoso y la agresión hacia las mujeres ni siquiera se reconocían como actos que pudieran ser castigados judicialmente. ¿Por qué? Precisamente porque eranataques contra las mujeres.

Siento un profundo rechazo cuando descubro que todavía hay gente que justifica la dominación y acepta la idea de que un adulto obedezca a otro en el contexto de una relación. Las fuerzas de la ignorancia influyen sobre la mentalidad de muchos que después, quizá sin darse cuenta, perpetúan esa dominación. Por supuesto, cada uno de nosotros puede ver el problema de manera diferente y darle un nombre distinto. 


Interesante lectura que les propongo, siendo conscientes o no de este problema...por lo menos meditemos un poco la situación porque las victimas pasan muy desagradables momentos y son pocos los cercanos que lo reconocen y no pueden ayudar por ignorancia o porque desde pequeños han sido educados en el abuso. En fin...un problema qué nos corresponde a todos como adultos...no es factible hacernos los distraídos...eso es de negligentes...




Prof Mariana Thomsen

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