Manuel Belgrano





Manuel Belgrano nació en el seno de una familia acomodada, de padre comerciante italiano y madre criolla. Realizó sus primeros estudios en el Real Colegio de San Carlos, trasladándose con su hermano Francisco a España en 1789. 
Estudió leyes en Salamanca, Valladolid y Madrid, recibiéndose de abogado en la cancillería de Valladolid en 1793. Espectador de la Revolución Francesa (1789), Manuel Belgrano se ve envuelto por las ideas que se desprendían de la gesta: libertad, igualdad, seguridad, propiedad. 
En 1794 se crea el Consulado de Buenos Aires y es nombrado Secretario perpetuo, por lo que se traslada hacia su patria. Durante su gestión, Manuel Belgrano fundó la Escuela de Náutica y la Academia de Geometría y Dibujo, además de abogar por la creación de la Escuela de Comercio y la de Arquitectura y Perspectiva. Todas las escuelas fueron cerradas por orden de la Corona española en 1803, ya que prefería mantener a la población atrasada y dependiente de la metrópoli. 
En 1801 colabora con Francisco Cabello y Mesa en el "Telégrafo Mercantil", primer periódico del Río de la Plata. En 1806 se producen las primeras invasiones inglesas, participando de la fallida defensa de la ciudad, pasando poco tiempo después a la Banda Oriental. 
Manuel Belgrano fue uno de los mentores del Regimiento de Patricios, formado para defenderse de la próxima invasión, siendo electo Cornelio Saavedra como su comandante. A cargo del Consulado hasta su renuncia en 1810, Manuel Belgrano es uno de los principales dirigentes de la insurrección que se transformó en la Revolución de Mayo. Participó del cabildo abierto del 22 de mayo y el 25 fue elegido vocal de la Primera Junta de Gobierno. Sin ser militar profesional, Manuel Belgrano fue nombrado general al mando del ejército libertador del Paraguay, siendo derrotado por tropas numéricamente muy superiores en la batalla de Paraguarí y en la batalla de Tacuarí. 
En 1812 Manuel Belgrano fue enviado a Rosario (Santa Fe), donde ideó una escarapela con los colores celeste y blanco como distintivo para los soldados y con esos mismos colores, creó la bandera que enarboló por primera vez el 27 de febrero a orillas del Río Paraná. 
A comienzos de 1815 abandona completamente sus funciones militares y es enviado a Europa, junto a Bernardino Rivadavia y Manuel de Sarratea, en funciones diplomáticas. 
Regresa a la Argentina en 1816 y desarrolla una ardua actividad política a favor de la independencia hasta su muerte.

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