Este lienzo fue pintado en torno al año 1515 por Tiziano, actualmente lleva por título Amor sacro y amor profano, aunque no es el único que ha tenido: Venus y la doncella, Tres amores, Mujer divina y mujer profana... Ante el parecido físico de las mujeres y el contraste de su vestimenta, tradicionalmente se ha creído que se trata de un cuadro alegórico, en el que las jóvenes representan, siguiendo el pensamiento neoplatónico, las dos caras de la diosa Venus: la terrenal y la celeste. A comienzos del siglo XVI, en pleno Renacimiento, al recuperar el estudio del mundo clásico, también se recuperaron las enseñanzas de Platón y sus discípulos, hasta el punto de fundarse en Florencia una Academia neoplatónica; entre cuyos seguidores se encontraba el mismo Tiziano. Según esta corriente filosófica, la belleza terrenal es un reflejo del mundo celestial, para alcanzar este último es necesario el amor, pero no el amor vulgar entendido como placer, sino el amor intelectual, el humanismo.