En 1998...“Don’’t worry, be happy”



Si algo caracteriza a esta canción, es el hecho de que no interviene en ella ningún instrumento, porque todo lo que suena procede -silbidos, voces y percusiones- procede del cuerpo humano.
El autor e intérprete de la misma era Bobby McFerrin, el hijo de una cantante de ópera que optó por el jazz y, dentro del género, por un estilo arriesgado e innovador que, afortunadamente, le dio un sitio en el espacio reservado a los triunfadores.

https://www.youtube.com/watch?v=uwemcxEUhGM

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