La verdadera pandemia: la indiferencia

Ante los nuevos anuncios de la prolongación de las medidas preventivas de aislamiento en Argentina;  las voces sobre aceptación y resistencia se encienden en las redes entre conocidos, familiares y amigos. 
Es la brecha de la cuarentena. 
Sin embargo, por ahora está aquí, como el o la Covid_19...justamente el mismo año de la Cumbre de Cambio Climático (2019) irrumpió en nuestras vidas esta enfermedad provocada por un coronavirus, espécimen de origen zoonótico y qué ha incurrido en nuestra existencia o por un murciélago o por un pangolín -desde uno de esos "mercados húmedos"-, y al parecer tampoco por alguno de ellos. 
El responsable: un chino, vector...mamífero con gustos gastronómicos exóticos,  proveniente de Wuhan; aunque los primeros infectados no tenían ninguna relación con ese mercado pero quedará igual en la memoria colectiva hasta que se verifiqué a ciencia cierta. Nos es indiferente corroborarlo. 

En fin, uno siempre es el responsable en este modelo, así parece o así deseamos ilusamente sostener. 
La discusión parece no ir más allá.
Si hace unos meses compartimos el estudio que se realiza entre la proliferación de nuevos virus y su matrimonio indisoluble con la deforestación pues parece que pocos cobran valor de su mensaje (menos aún en el norte argentino)

Oladosu Adenike, activista
En fin, el tema es real. Existe. Se ve. Cada ser humano lo sufre en la medida de sus ingresos anuales, convengamos que este mismo modelo propicia la concentración de la riqueza en pocas manos, por ende, algunos lo pasan "mejor" que otros. Al fin y al cabo, se puede estar en el Titanic en primera clase o en tercera, que igual se va a hundir.
Los problemas ambientales son globales. La crisis de los refugiados es mundial. Las hambrunas lo mismo. La precarización laboral ídem. La concentración de la riqueza viento en popa. La carrera armamentística ¡genial!. 
Los virus felices. 

Hace unos años  un ambientalista (no recuerdo su nombre) sostuvo que al ritmo productivo que vamos sobreviviremos un 10 % de la población de este vasto y bello planeta Tierra. 
Considero que ¡más de uno lo tomo cómo meta! y no cómo una proyección con posibilidad de cambio. Al contrario, quienes gobiernan parecen concentrados en cumplir ese objetivo. 
En fin, si no cambia el modelo productivo luego de este tiempo premonitorio, no creo que sobrevivamos. 

En diciembre del año pasado se realizó la cumbre COP25 por el tema siempre en agenda (desde la década del 70) del Cambio Climático. Allí se reunieron manifestantes muy jóvenes de diversos países, concurrió también un argentino Bruno Rodriguez pero no fue el único. 
Entre ellos estuvo la joven sueca Greta Thunberg,  que encabezó el alerta a nivel mundial haciendo visibles a muchos como ella, reclamando medidas políticas reales por el Cambio Climático y la falta de decisión de quiénes deben embarcarse en esta tarea. 
Entre los asistentes se encontraba la joven nigeriana que quiere salvar el lago Chad
Oladosu Adenike, de 25 años, quién hace huelga para frenar los efectos del cambio climático en África. Más precisamente en un lago que se encuentra entre los límites de Níger, Nigeria, Camerún y Chad. 
Oladosu es nigeriana y es licenciada en Economía Agrícola; desde hace meses manifiesta en contra de los efectos devastadores que está sufriendo el lago Chad por esta problemática ambiental,  como cuenca hídrica. 



El agua del lago Chad ha perdido el 90% de su superficie en los últimos 40 años según datos de las Naciones Unidas. Poseía 25.000 km2 y ahora solo quedan unos 1400. 
No hace falta que comentemos el impacto que puede provocar en sus poblaciones lindantes  por ser su sustento y  motor del desarrollo económico de la región. Sin dejar de mencionar la pérdida constante de biodiversidad (la indiferencia al palo). 
Es una de las regiones de África que sufre sobremanera los efectos del recalentamiento global. Aclaremos, qué no es uno de los continentes con emisiones de gases efecto invernadero más elevado. ¡Oh! ¡Si!... son otros. Volvemos otra vez con el tema de siempre...la concentración de la riqueza.
"Sé que estamos en esta crisis juntos, pero si las voces que vienen desde África no se escuchan en los foros globales una y otra vez, puede que no despierten las conciencias de nuestros líderes para actuar rápido", explicaba Adenike al diario El País (1) en ocasión de la Cumbre. 
A veces se suele escuchar a los periodistas considerar estas cuestiones como peligrosamente políticas pero mal que les pese, ¡lo es!. Porque son problemas políticos, ya que interpelan a actores sociales y sobre todo a aquellos que tienen la posibilidad de decisión. 
Por estos días en nuestro país, a pesar del aislamiento preventivo, se conoció a través de algunas Ongs la deforestación en el norte de nuestro territorio. El modelo productivo sojero exige espacio para desarrollarse pero a costa de la biodiversidad, las poblaciones originarias o rurales que deben migrar y el hacinamiento en las ciudades que los lleva a la pauperización forzada, y dónde hoy sufren por la propagación del virus (círculo virtuoso)

Los destinos humanos están unidos a la convivencia común en este planeta. 
Por ende, debemos pensar en cambiar hábitos para destruir quizás este modelo extractivo y depredador, para proponer una vida más amable con el medio ambiente. 
Nuestros jóvenes han hecho ese reclamo. El virus lo ha puesto en cuestión. La decisión política debe ser efectiva, real y de escucha.
Hay comunidades que muestran la posibilidad de vivir con los principios de sostenibilidad, sustentabilidad y armonía con el medio ambiente. Dichos modelos son subversivos para las grandes multinacionales.
Esperemos qué quienes gobiernan y cumplen roles de mando tengan la osadía de transformar el mundo. 
Brindo por una nueva conciencia planetaria y solidaria. La diversidad de los jóvenes que se han manifestado por el cambio climático nos mueve. 
No seamos indiferentes.

Malala de Puebla

(1) Nota del 16 de Diciembre de 2019 diario El País
"La nigeriana que quiere salvar el lago Chad"


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