Adrián Perez autor del libro "Hasta la victoria, always" nos cuenta el recorrido político de Diego Muniz Barreto y como se gesto su historia

Entre los universos que cotidianamente abrazamos hay uno muy peculiar como es el que se genera entre un hecho histórico y quién lo encuentra. Es quizás un momento muy apasionante y de eso cuenta esta crónica documental que surgió a partir de un trabajo de tesis del profesor Adrián Perez.

Compartimos la entrevista al autor del libro "Hasta la victoria, always"...

Puebla: - Presentar tu primer libro, sabiendo de tu trabajo (el autor es docente), no me lo imagino sencillo. Es cierto que forma parte de un trabajo final de tu licenciatura, sin embargo no lo hace más fácil. ¿Cómo fue el hecho de hacerlo público en este formato?


Adrián Perez - Es cierto lo que decís.  Al ejercer la docencia los tiempos que se le pueden dedicar a la producción de investigaciones se limita mucho. Yo he tenido la suerte de poder acompañar las cursadas de las distintas carreras, con una orientación generalmente inclinada al período en el que me he especializado. Por otra parte, el trabajar en la docencia impone otro límite: el de cuándo uno considera que su investigación es lo suficientemente rigurosa para publicarla, ya que muchos de los críticos de tu trabajo serán personas a las que verás cara a cara en repetidas oportunidades. Y más aún cuando se tiene la suerte de trabajar en nivel secundario, terciario y universitario, ya que el punto de vista de los lectores es más diverso.
La idea de publicar la investigación en este formato la vengo masticando hace ya unos años, pero siempre encontraba excusas para dilatarla. La verdad es que al ser mi primer libro tenía un cierto temor a los qué dirán tales o cuales, o si será lo suficientemente interesante su aporte, etc. Si bien esos temores no han desaparecido, han perdido la pulseada ante el apoyo de otros investigadores que me empujaron a publicar, pero sobre todo a la incansable perseverancia de Mirchus (mi compañera) que nunca aflojó en esa línea. 

Puebla - ¿Dónde nació este trabajo narrativo? 

Adrián Perez -Una vez, hablando con mi profesora de Diseño de Tesis, me dijo: "vos no te das
cuenta de la suerte que has tenido. Hay historiadores que se pasan la vida buscando sin encontrar un buen tema que desarrollar, y a vos el tema te encontró". Creo que fue un poco así. 
Alrededor del año 2010, una alumna de los últimos años del secundario me informó que no concurriría al día siguiente a clases ya que asistiría al juicio que acusaba a Luis Abelardo Patti del secuestro y asesinato de su abuelo, entre otras acusaciones. Me quedó en la cabeza, y años después comencé a encontrarme, en textos diversos pero aparentemente inconexos, el apellido de esa alumna: Muniz Barreto. Muniz, no Muñiz. Me preguntaba por qué lo encontraba una y otra vez, pero siempre como dato lateral, casi decorativo cuando no anecdótico del relato central. Ahí nació mi interés. Y no pude parar. La información segmentada comenzó a cobrar forma lógica. Pero también me llamó la atención lo que no se decía sobre sus aportes ya que, como solía decir un profe mío: "la falta de información es muchas veces información importante". 

Puebla - Coincidir con el tema y conocer de cerca a sus familiares, imagino el grado de compromiso frente a lo que deseabas transmitir. ¿Cómo fue desde lo emocional?


Adrián Perez
- Una suma de cuestiones. Por un lado, el agradecimiento a esa familia que desde el minuto uno en el que les comenté mi intención de avanzar en esa línea de investigación, no sólo no me cuestionaron en ningún momento, sino que se ofrecieron a brindarme toda la colaboración que esté a su alcance. En una de las charlas que tuvimos con Diego (uno de sus tres hijos), le expresé que me preocupaba ofender a su familia con cuestiones que surgieran de la investigación y, palabra más, palabra menos, me dijo: "mi papá fue un tipo fuera de serie, que llevó adelante una vida colmada de decisiones que sólo pueden intentar ser comprendidas en el contexto en el que le tocó moverse. Pero no era un super héroe, era un ser humano. Con todas la virtudes y defectos que eso implica. Vos escribí tranquilo sobre lo que encuentres. No te vamos a reprochar nada". Y así fue. Pero eso no te libera de responsabilidades. Estás escribiendo sobre un ser humano. No es ciencia ficción. En esas charlas también salió eso a la mesa: le pude poner humanidad a alguien que hasta ese momento para mí era un personaje del que había compilado algo de información. A partir de esas largas charlas pasó a ser "Diego". No sé muy bien cómo expresarlo en palabras, pero cada trozo de información que encontré a partir de entonces, o incluso los que releí para el posterior armado, cobraron otro sentido. Claro que nobleza obliga e intenté no cargar de subjetividades el trabajo, pero fue una tarea muy difícil para mí, que sólo los lectores podrán decir si he logrado alcanzar.

Puebla -La tesis, que fue el inicio de este trabajo, ¿Dónde la presentaste y para finalizar qué estudios? 

Adrián Perez - Sí. Este libro se desprende de la tesis que presenté para la licenciatura en Historia en la Universidad Nacional de Luján. Allí conté con el apuntalamiento de Nora Pagano. Enorme historiadora. Ella me supo marcar el terreno de juego. Más que nada cuando la información que iba encontrando me llevaba más para un trabajo de tipo biográfico. Una tarde me clavó la mirada y me dijo: "Mirá. Esto es historia política y social. A nadie le importa si en sexto grado puso una bombita de olor en su salón, o si su primera novia era de Piscis. Acá lo que querés demostrar es que su accionar condicionó a distintas esferas del mundillo político de esos años, y de los porqués de sus decisiones". No se equivocaba. El trabajo se resignificó desde ahí, y los objetivos centrales quedaron mejor evidenciados.
¿Mi formación académica? Rara. Jajaja. Al salir del secundario no tenía muy en claro el qué estudiar. Sólo sabía qué carreras no quería. Como era de los que mejor dibujaban de mi curso, me incliné por estudiar Diseño Gráfico en la Escuela de Arte de Campana. Una vez allí, veía como mis compañeros/as ya tatuaban y hacían unas pinturas tremendas, mientras yo hacía la típica casita con el humito. Claramente no estaba en mi elemento. Un año estuve ahí. Como trabajaba en una empresa de administrativo, al año siguiente comencé a estudiar Administración de Empresas en la UNLu (Universidad de Luján). Hice dos años, y la verdad es que no me veía ejerciendo esa profesión hasta mi jubilación. Una tarde, una buena amiga (Ana Perdomo) me preguntó qué me había gustado de cada experiencia, y llegamos a la conclusión de que era Historia del Arte (en Diseño), e Historia de la Economía (en Administración). Y entre risas me dijo: "¿necesitas que te diga que lo tuyo es estudiar historia?". Y así fue. Hice el Profesorado en Historia en el Instituto 15 de Campana. Una vez terminado, hice ahí mismo el Profesorado en Geografía. Me sentí siempre a gusto en "el 15", y quería ejercer ahí la docencia, por lo que hice la Licenciatura en Historia en la UNLu. Pero ahora resulta que también me siento cómodo en la UNLu, así que actualmente estoy cursando allí la Maestría en Ciencias Sociales con orientación en Historia Social. Sinceramente, espero no sentirme cómodo en ningún otro lugar, porque espero que sea mi última carrera, jajaja. Pero nunca se sabe. 

Adrián Perez,  el autor de "Hasta la victoria, always" es un profesor campanense de Historia y Geografía del Instituto 15 de Campana, Licenciado en Historia por la UNLu. 



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