Opinión Internacionales: La situación europea


El liderazgo de Angela Merkel


Ninguna elección nacional es tan
influyente para Europa como la que el
próximo domingo va a celebrar
Alemania. En cierta medida, el futuro
de Europa va a depender de los votos
de los alemanes. A algunos les irrita
esta afirmación. Pero las circunstancias
históricas han convertido a Alemania
hoy por hoy en el país motor del
continente, al menos de los países
que hemos avanzado más en la integración.
Gran Bretaña, en parte también por la decepcionante y errática política
de Cameron, ha abdicado en ejercer un papel influyente en la
Europa continental, aunque ya su aislamiento haya dejado de ser
espléndido. Y Francia presenta debilidades en su interior, que le
impiden ser par de Alemania.
Los datos que ofrece la Alemania de Merkel son a simple
vista apabullantes. Representa ya casi el 30 por 100 del producto
interior bruto de la zona euro. El paro es del 5,3 por 100 con una
población activa (76,7 por 100), que es quince puntos superior a la
española. Por cierto, su población inmigrante paradójicamente
es inferior a la española en relación con la población total,
mientras nosotros padecemos una tasa de paro cinco veces
superior a la suya.
Claro está que no todo es floreciente en Alemania.
El número de sus habitantes se ha estancado desde hace
diez años. La crisis demográfica, con una tasa de fecundidad
de 1,3 hijos por mujer, genera un sombrío panorama para su futuro.
Las familias alemanas siguen ya desde hace tiempo sin creer
en los hijos. Es ésta la cuestión que suscita mayor debate en amplios
sectores de la opinión pública. El gran éxito del libro “Alemania
se desintegra” de Thilo Sarrazin, veterano político de origen socialdemócrata,
en el que arremete contra la inmigración y el euro, es prueba de un malestar
de fondo en un sector de la sociedad alemana, que puede alimentar
un nacionalismo suicida.
Porque el porvenir de Alemania está anclado en Europa. No tiene otra
alternativa. Este es el pensamiento básico de Angela Merkel, que no ha
dudado en asumir el legado que puso en marcha la democracia-cristiana
de Adenauer, y al que fue fiel Kohl en los gloriosos días de la unificación
de Alemania. Sin Kohl no hubiera sido posible el paso gigante que
para la construcción europea supuso el tratado de Maastricht. Alemania
sería un ser extraviado si no formara parte de la Europa integrada.


La ya larga gran crisis  –¡está durando más que la segunda guerra mundial!-
ha consagrado el liderazgo de Angela Merkel. Lo ha ejercido con tenacidad,
firmeza,  ideas claras, coherencia y sentido de la autoridad.
¿Ha sido un liderazgo equivocado, causante de los males que nos afligen,
sobre todo a algunos países europeos? ¿Podemos descargar las culpas
en la dirección que, con cesiones y capacidad de llegar a acuerdos, ha ido
imponiendo la canciller? A mi juicio la respuesta es no, aunque fuera
de Alemania se haya ganado muchas antipatías. La falsa dicotomía austeridad
frente a crecimiento ha alimentado discursos inconsistentes, que, de prosperar,
nos hubieran conducido a la ruina al conjunto de Europa. Es cierto que a
algunos nos ha ido peor que a otros. ¿Pero podemos decir que lo ha sido
sin culpas propias?
La victoria de la CSU en Baviera es preludio de la victoria democristiana
–no sabemos en qué términos- del próximo domingo. Probablemente
Angela Merkel saldrá fortalecida. Y podrá impulsar una política europea,
que habrá que seguir con la máxima atención. Conocemos bien sus
convicciones y sus ideas- fuerza. Creo sinceramente que entre ellas está
la de salvar la integración europea y profundizar en ella con pasos prudentes.
Cuando da la impresión que Alemania frena determinados impulsos
integradores, lo hace porque es el país que más cree en el “principio de
subsidiariedad”, que procura que el ente superior no invada lo que pueda
hacer el inferior. Y yo estoy convencido que este principio es vital para
la construcción de Europa.
Las elecciones alemanas marcan el inicio de un tiempo nuevo en Europa.
Muy pronto se celebrarán las elecciones europeas, que serán
cruciales para la superación de la crisis. Nos esperan grandes decisiones
que habrá que acordar y poner en práctica con inteligencia
y conciencia histórica. Una Alemania liderada por Angela Merkel
para mí es una garantía de un camino en la buena dirección.

Eugenio Nasarre -España-

fuente: 
http://www.paginasdigital.es/v_portal/informacion/informacionver.asp?cod=4196&te=&idage=&vap=0&codrel=2667&usm=$%7C$idusuencrip$%7C$

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