La Feria del Libro: el “boom” de la nueva lectura
La Feria del Libro: el “boom” de la nueva lectura
Recorrer con paso lento, observar, escudriñar con las manos y la vista la inabarcable marea de letras, es un hábito usual, incluso pintoresco que todos los años, siempre en el mes de abril, realizan miles de lectores tanto profesionales como aficionados. Resulta difícil en ese instante discernir entre el bibliófilo obsesivo y el aficionado recreativo, quizás porque en realidad resulta un detalle insignificante ante lo pletórico de ese actividad solitaria, reflexiva, que a la vista de todos se muestra como inextinguible. Porque La Feria del Libro desestima todos los años la premisa pesimista de que “cada vez se lee menos”, y que dentro de esa fatal sentencia son los jóvenes los culpables de dicho exterminio. Son los jóvenes quienes llenan esos pasillos, quienes “devoran” trilogías fantasmales, medievales, mitológicas o licantrópicas, son ellos quienes pueden leer ochocientas páginas de un tirón y continuar insaciables. Son los mismos jóvenes que “navegan” por Internet horas y horas buscando nuevos best sellers, son ellos mismos incluso quienes con su prosa mágica han renovado la literatura argentina estancada en el ABC de Arlt, Borges y Cortázar. Es por esta razón que La Feria del Libro sigue representando el mayor bastión cultural de América Latina, porque sólo ella, excluida de círculos académicos eruditos, brinda la posibilidad de albergar en sus entrañas de Madre la pluralidad genérica según el gusto del consumidor.
La Feria del Libro tuvo sus inicios formales en la década de 1970, más precisamente en 1975 después de muchos años de deambular por parques y paseos domingueros; la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), La Cámara del Libro, Argentores y demás instituciones tomaron el toro por las astas con un solo objetivo: difundir el libro y la lectura a todos los sectores de la sociedad. Desde ese momento hasta ahora, La Feria del Libro se ha transformado en un evento internacional que ha posicionado a Buenos Aires como la Capital Cultural de Latinoamérica, muy por encima de ciudades que antaño ostentaban ese título, como Montevideo, Rio de Janeiro o Ciudad de México. Escritores de la talla de Carlos Fuentes, Borges, Mario Vargas Llosa, Bioy Casares y demás representantes literarios han dejado su huella indeleble en la memoria y el corazón de miles y miles de concurrentes.
La última vez que la visité, me dejé llevar por el rumor de frases, pedidos, anécdotas, risas e incluso quejas de niños que recriminaban a sus padres por qué no le compraban el “librito de Hércules”; otros discutían en un stand a dos metros de distancia sobre el posible renacimiento del Radicalismo, en otra punta, unas señoras miraban embelesadas un precioso libro sobre la moda y la belleza. Pluralidad, disimiles aspiraciones y deseos, pero que en síntesis conforman el colorido de un espacio casi mágico que tiende a armonizar a partir de la lectura la sana convivencia entre hombres. Y si esto es posible, entonces La Feria del Libro debe ser inmortal.
Contacto: perseo30@hotmail.com.ar
Autor de "El Derrumbe", publicado el año pasado.
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foto: Fernando Duelo Cavero, María Esther de Miguel, Eduardo Gudiño Kieffer, María Esther Vásquez, Jorge Luís Borges y Roberto Castiglioni