#Historiando. Martín Miguel de Güemes


Resultado de imagen para guemesMartín Miguel de Güemes, nació en Salta, el 8 de Febrero de 1785 y se crió en el seno de una familia acomodada. Su padre, Gabriel de Güemes Montero, nacido en Santander, en la región española de Cantabria, cumplía funciones de tesorero real de la corona española. Su madre era María Magdalena de Goyechea y la Corte, de origen jujeño y de ascendencia española, portuguesa, vasca y catalana.e origen jujeño. Martín tuvo siete hermanos, de los cuales se destacaron su hermano mayor Juan, miembro del cabildo de Salta, y María Magdalena Dámasa Güemes de Tejada, conocida por su apodo como Macacha Güemes.

A los catorce años de edad Martín Miguel de Güemes se enroló en el Regimiento Fijo de Infantería, cuyo cuartel central estaba en Buenos Aires pero tenía un batallón en Salta a raíz de la rebelión de Túpac Amaru II desde 1781.

En 1805 fue enviado con su regimiento a Buenos Aires, ya que el Virrey del Río de la Plata, Rafael de Sobremonte, temía un ataque inglés.
Durante la primera de las Invasiones Inglesas al Virreinato del Río de la Plata, en 1806, Güemes participó en la Reconquista de Buenos Aires, donde protagonizó una curiosa hazaña: al ver que el barco inglés Justine había encallado por una bajante repentina del río, dirigió una carga de caballería y lo abordó. Fue una de las muy pocas veces en que un buque de guerra fue capturado por una partida de caballería.
Luego, con la Revolución de Mayo de 1810, la Primera Junta envió rápido la Primera expedición auxiliadora al Alto Perú. 
Güemes, como integrante del Ejército del Norte, fue puesto al mando de un escuadrón gaucho en la Quebrada de Humahuaca (en la actual Jujuy) y en los valles de Tarija y Lípez, impidiendo la comunicación entre los contrarrevolucionarios y los realistas altoperuanos. En la batalla de Suipacha, librada el 7 de noviembre de 1810 y que fue el único triunfo de las armas patriotas durante esta primera expedición, la participación del capitán Güemes fue decisiva.
Frente a un acto de indisciplina es enviado a cumplir funciones a Buenos Aires por Belgrano (que era comandante en jefe del Ejército del Norte). Frente a la derrota de Ayohuma, el gobierno porteño cuestiona a este último y se le dice que entregue el mando a San Martín. Güemes fue ascendido a teniente coronel y enviado al norte, para incorporarse a las divisiones de caballería del Ejército del Norte. San Martín lo nombró al mando de la vanguardia. 
San Martín le encomendó el mando de la avanzada del río Pasaje o río Juramento, porque en sus márgenes el general Belgrano había hecho jurar obediencia al gobierno de Buenos Aires, la Asamblea del Año XIII y a la Bandera Nacional. Poco después, asumía también el mando de las partidas que operaban en el Valle de Lerma en el que está la ciudad de Salta. De este modo iniciaba la Guerra Gaucha contra los realistas, ayudado por otros caudillejos, como Luis Burela, Apolinario Saravia, José Ignacio Gorriti o Pablo Latorre. Esta fue una larga serie de enfrentamientos casi diarios, apenas cortos tiroteos seguidos de retiradas. En esas condiciones, unas fuerzas poco disciplinadas y mal equipadas pero apoyadas por la población podían hacer mucho daño a un ejército regular de invasión.
Martín Miguel de Güemes y sus gauchos detuvieron otras seis poderosas invasiones realistas al mando de destacados jefes españoles.

Toda la población participaba en la lucha: los hombres actuaban como guerreros, mientras que las mujeres, los niños y los ancianos lo hacían como espías o mensajeros. Las emboscadas se repetían en las avanzadas de las fuerzas de ataque, pero más aún en la retaguardia y en las vías de aprovisionamiento. Cuando los realistas se acercaban a un pueblo o a una hacienda, los habitantes huían con todos los víveres y el ganado, junto a todo lo que pudiese ser útil al enemigo. Esta clase de lucha arruinó la economía salteña, pero las clases populares preferían este descalabro económico a las crueldades de los realistas.
Güemes jamás obtuvo apoyo económico del Directorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata y la ayuda que le prestó el Ejército del Norte fue muy limitada; por ello decidió legalizar monedas privadas locales, que circularon desde 1817 y que se extendieron por todo el noroeste argentino. 
Güemes había conversado con San Martín sobre la idea de atacar Perú desde Chile. Para ello era necesario realizar el Cruce de los Andes y como necesidad básica, San Martín precisaba tener las espaldas cubiertas, con fuerzas activas en la frontera norte de Salta, para mantener ocupados a los ejércitos realistas lejos de Lima, la capital del Virreinato del Perú. La persona más indicada para dirigir esas operaciones era Güemes y San Martín lo nombró General en Jefe del Ejército de Observación. El salteño estaba continuamente informado sobre los movimientos de San Martín en la campaña del Pacífico, y cuando este desembarcó en la costa peruana, decidió avanzar hacia el Alto Perú.
Fue Gobernador de Salta desde 1815, hasta la fecha de su muerte. 
En 1821, el gobernador de Santiago del Estero, le pide ayuda por a Güemes, por lo que este último se retira de Salta en su auxilio (ya siendo Gobernador). Es el momento que los hacendados salteños aprovechan para deponerlo acusándolo de tirano en el Cabildo de esa ciudad. 
Muchos de sus miembros se habían puesto de acuerdo con el general español Pedro Antonio Olañeta para entregarle la ciudad. Güemes regresó sin prisa, ocupó pacíficamente la ciudad y perdonó a los revolucionarios. Esa fue la llamada "Revolución del Comercio"; aunque fracasada, dio inicio a un partido de oposición, conocido como "Patria Nueva", en oposición a la "Patria Vieja", es decir, al partido de Güemes.
El general Olañeta ya estaba en camino a Salta y mandó al coronel José María Valdés, alias «Barbucho», era un español nativo de Valencia, radicado desde hacía décadas en la región y con experiencia en arriar y robar ganado, oficios que le permitieron conocer múltiples senderos poco transitados.

El 6 de junio, Valdés ocupó la ciudad de Salta, y al salir a combatirlo, Martín Miguel de Güemes fue herido por una bala. Siguió a caballo hasta una hacienda a dos leguas de la ciudad. Pocos días antes, recibió a dos oficiales realistas enviados por Valdés que le ofrecieron trasladarlo a Buenos Aires, donde recibiría el mejor tratamiento, con la condición de ordenar el alto el fuego contra los realistas. Sin responder a los enviados y en su presencia, Güemes reunió a sus oficiales y les pidió que jurasen que nunca aceptarían ningún tipo de trato para beneficiar al enemigo en suelo patrio; pedido que fue respondido con el entusiasta juramento de los oficiales y gauchos salteños.


Güemes murió el 17 de junio de 1821, a los 36 años de edad. En el momento de su muerte, en la Cañada de la Horqueta, cerca de la ciudad de Salta, yacía a la intemperie, en un catre improvisado por el capitán de gauchos Mateo Ríos. Luego su cadáver fue inhumado en la Capilla del Chamical. Martín Miguel de Güemes fue el único general argentino caído en acción de guerra exterior.


Güemes y sus Gauchos ´ Oleo sobre tela de D. Bourrelly - Francia 1922

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