Mundo: Africa se cuelga de Europa, una problemática que crece y obliga a ser mirada

Muchas veces escuchamos decir que el capitalismo necesita este tipo de organización mundial, es decir, países desarrollados y la existencia de países subdesarrollados para que aquellos puedan ser desarrollados... en fin, un trabalenguas que en principio podría vislumbrar un acomodo entre países poderosos con el objeto solapado de que existan aquellos otros a quienes "pisarle la cabeza", ya sea mirando para otro lado o proveyéndoles armas para que unos déspotas sanguinarios se levanten sobre su propia sangre, desparramándola, por ejemplo. Y esto es histórico, es decir, "tiene cola". Pero las acciones que incluso como gobierno se toman traen consecuencias y algunas se vuelven en contra...

Una de ellas es la problemática de la inmigración ilegal desde los países africanos hacia Europa. Realidad que se profundiza cada vez más. El domingo pasado el tema volvió a primera plana cuando un barco pesquero se hundió cruzando el Mediterráneo, muriendo unas 700 personas, que iban hacia Italia. Y una semana antes habían muerto otras 400 en una situación similar.

Vale volver a recordar la cuestión de fondo que los atrae: la creciente brecha de riqueza y bienestar entre en este caso Europa y los países subsaharianos... su solución luce entonces como muy improbable. El potencial desestabilizador de esta situación recién empieza a emerger mientras la brecha continua ampliándose. De las tres opciones posibles para enfrentar el desafío como son o no hacer nada, o establecer acuerdos bilaterales entre los países afectados, como España y Marruecos, o desarrollar un sistema multilateral. La cuestion económica siempre prevalece. Los acuerdos bilaterales son el resultado de intereses contrapuestos. Para los países de fuga la oportunidad de hacerse de fondos aportados a través de programas de cooperación y desarrollo, para los países de acogida una necesidad para neutralizar el problema. 

La situación ha venido escalando en acuerdos que contemplan la intervención conjunta en tareas de vigilancia costera o terrestre que garantizen el cumplimiento de los acuerdos. Pero por otro lado la situación derivó en un próspero negocio de redes de tráfico de ilegales que acrecientan corrupción en los países de fuga, debilitan la efectividad de los acuerdos y constituyen una nueva fuente de ingresos solapada. La cuestión se vuelve más compleja al considerarse que los inmigrantes que logran establecerse en Europa representan para los países de fuga una importante fuente adicional de divisas a través de lo que envian a sus familiares cerrándose así un círculo de conveniencias que no deja demasiado margen para el optimismo.  

Desde un ángulo estrictamente humanitario la cuestión de la inmigración compromete derechos y valores. Los valores europeos de libertad, seguridad y justicia podrían verse puestas fuertemente en entredicho. Muchos de los inmigrantes que alegan carácter de refugiados integran en realidad la masa de la inmigación ilegal económica. 

La posibilidad de enfrentar el problema de la inmigración ilegal africana requiere de Europa una audacia superior y creatividad, mientras el tiempo de soluciones se va desmoronando inexorablemente.

* fuentes: www.eldiario.es / www.elmundo.es

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